Es una plaga de origen paleártico extendida actualmente por todo el mundo, y causa daños sobre todo en frutales de pepita. Produce el agusanado de los frutos y es una de las plagas más graves de los cultivos de pomáceas.
Morfología y biología
El adulto puede tener hasta 20 mm de envergadura, con las alas anteriores grisáceas en las que destaca en su zona distal una mancha más oscura bordeada por una zona brillante, con tonos dorados, que semeja un paréntesis.
Los huevos son puestos de forma aislada, miden alrededor de 1 mm, son circulares aplanados, al principio son de color blanco, después aparece un anillo rojo característico y antes de eclosionar se puede apreciar la cabeza de
la oruga de color negro.
Puesta de Cydia pomonella
Oruga de Cydia pomonella
La oruga alcanza los 20 mm, pasa por 5 estadios larvarios, al principio es blanca con la cabeza negra y luego es de color rosado con la cabeza parda. Puede ser de tono más rojizo durante el verano en frutales de hueso. Las
orugas de carpocapsa, se diferencian de los otros tortrícidos carpófagos, en que carecen de peine anal. La crisálida es de color marrón con una doble fila de espinas en los segmentos abdominales.
El insecto inverna en forma de larva totalmente desarrollada dentro de un capullo de seda muy resistente que se encuentra bajo la corteza del tronco y ramas principales, pudiendo también encontrarse en los almacenes, en sacos
o cajones, o en el suelo. Inicia el desarrollo al final del invierno y crisalida a principio de la primavera en marzo o abril. Los adultos aparecen de mayo a junio, aunque en años más calurosos ya vuelan en abril.
Se caracteriza por tener una salida de adultos muy escalonada por lo que todas las generaciones anuales se encuentran solapadas. Los adultos son de vuelo crepuscular y están activos sólo a temperaturas superiores a 15oC.
En zonas medias tiene de 2 a 3 generaciones al año y la última puede ser sólo parcial. Muestran fenómenos de diapausa facultativa, con lo que un porcentaje de individuos de cada generación entra en diapausa y paraliza su
desarrollo hasta el próximo año. La entrada en diapausa de las orugas de la última generación depende del fotoperiodo, de la temperatura y de la madurez del fruto.
Cada hembra pone de 20 a 60 huevos, estos se localizan preferentemente en las hojas, aunque también puedan encontrarse en frutos o brotes. Al cabo de unos días nacen las larvas que se dirigen a los frutos y se alimentan al
principio de la corteza, haciendo una ligera erosión superficial. Luego penetran en el fruto directamente hacia el centro para alimentarse de las semillas. Abandonan el fruto para crisalidar en el tronco o rama.
Daños
En cuanto eclosionan los huevos, las larvas se dirigen hacia los frutos, en los que roen la corteza, esto puede durar de uno a dos días. Luego penetran en la pulpa hacia el centro hasta la semilla. Expulsan los restos en forma
de serrín de color rojizo por el orificio de entrada.
En el caso de ataques a flores, la larva se alimenta en su interior de las anteras y del pistilo, trasladándose después a otras flores y uniendo toda la zona dañada con hilos de seda formando unas masas en el interior de las
cuales hay pétalos secos y abundantes excrementos de color oscuro. Este daño puede confundirse con el de Cacoecia, diferenciándose en que esta última plaga ataca con preferencia frutos recién cuajados y no flores, y además
Cacoecia no produce serrín y restos de excrementos.
Las erosiones superficiales causan depreciación de los frutos por su sola presencia, aunque suele ocurrir que algunas larvas no lleguen a penetrar posteriormente y mueran.
Si la oruga entra dentro del fruto este puede caer precozmente, sobre todo en la primera y segunda generación, y en cualquier caso se pierde totalmente para el consumo. La pérdida de cosecha puede ser muy importante, incluso
puede llegar a ser total.